jueves, 29 de diciembre de 2011

Lisa Gerrard & Patrick Cassidy - Immortal Memory



Aunque sé perfectamente que las palabras o el idioma escrito son medios que usualmente fallan a la hora de querer expresar lo que sentimos y por ende también lo son para describir una obra musical, y más tratándose de un trabajo tan profundo, etéreo y quintoescencial como el que nos ocupa en esta entrada, intentaré describir lo que siento cuando escucho este magnífico trabajo musical compuesto por la contralto australiana Lisa Gerrard de la cual me declaro fanático incondicional, y del no menos talentoso compositor irlandés Patrick Cassidy, quienes hacen una mancuerna más que perfecta al crear un álbum con un estilo neoclásico-ambiental-conceptual que nos relata de cierta manera, por lo menos a mi percepción, nuestro pasado más remoto y creación, y nuestra relación con lo que llamamos "divinidad" o "Dios".

Como curiosidad hay que decir que éste disco o por lo menos parte de él, iba a ser el soundtrack de la película "The Passion of the Christ" de Mel Gibson, que por razones que desconozco no fue así y dicho soundtrack terminó siendo encargado al compositor estadounidense John Debney; sin embargo gracias al cielo la música que había sido compuesta por la Gerrard y Cassidy no quedó en el olvido y de ahí nació este excelente álbum del cuál hablaré más a detalle a continuación.

"The Song Of Amergin" es el primer tema del disco, abriendo el telón de una manera bastante ambiental, oscura y arcaica, desde el primer momento nos remonta a un pasado sumamente distante, donde la creación del ser humano como tal empezaba siendo una idea en la mente maestra de Dios, empezando a mover sus hilos ocultos para llevar a cabo su propósito de dar conciencia del bien y del mal a un ser vivo. De pronto la voz inconfundible de Lisa Gerrard sale de la profundidad y comienza a recitar la invocación de Amergin a los elementos de la creación mediante la cual según la leyenda irlandesa, este personaje pudo derrocar a los antiguos dioses "Tuatha Dé Danann" por la posesión de las tierras de Irlanda. Así conforme va avanzando el tema se puede ir notando un crescendo de percusiones, haciéndonos notar que la guerra entre Amergin y los Dé Dannan está por comenzar.



"Maranatha (Come Lord)" es un corte aún más ambiental que el anterior, cantado casi a capella donde Lisa Gerrard logra crear una atmósfera contemplativa recitando a manera de mantra el Maranatha que en arameo significa "Ven Señor", así que viene siguiendo con el tema de las invocaciones solo que en este caso sería al espíritu de Dios.



"Amergin's Invocation" resulta ser uno de los mejores temas del álbum, tiene todo ese sentimiento épico que nos remonta a un pasado legendario donde la gran guerra entre Amergin y los dioses antiguos tiene lugar, es casi cinemático. La orquestación, aunque sintética (hecha con sintetizadores) por parte de Cassidy está cuidadísima así como también esas profundas percusiones que ponen los vellos de punta, sin mencionar la voz de la Gerrard de la cual hace gala en el intermedio de la canción.



"Elegy" es otro de los momentos cumbres del disco, es de esos temas que hacen que casi se salgan las lágrimas; aquí la magia de la mancuerna Cassidy/Gerrard alcanza un grado máximo regalándonos una de las melodías más melancólicas, profundas y bellas que puede haber. Como el título lo indica, ésta es una "elegía" una especie de lamento por algo pasado, ya sea una persona que ya no está con nosotros o un tiempo especial que añoramos y que sabemos no se volverá a repetir; podría decirse que es un réquiem aunque el "color" del tema no es tan oscuro como cabría esperarse, por el contrario, podemos percibir una especie de resignación. Como curiosidad, da la impresión de que este tema es una versión mejorada y extendida de "Elysium" del soundtrack de la película "Gladiator" de Ridley Scott, compuesto por Hans Zimmer y por supuesto Lisa Gerrard.



"Sailing To Byzantium" abre con un canon de cuerdas que evoca al movimiento natural del mar así como a su vastedad, donde luego la voz de Lisa entra en el juego de cuerdas y poco después las percusiones célticas hacen su aparición y todo va in crescendo, dándonos una sensación de estar navegando en un enorme barco vikingo en medio del océano aproximándose a un destino mítico e impresionante, casi de fantasía.



"Abwoon (Our Father)" es ni más ni menos que el "Padre Nuestro" cantado en su idioma original, el arameo. Es casi imposible no recordar la mencionada película "The Passion of the Christ" donde Jesús está predicando en ese mismo idioma en el cual Lisa Gerrard nos deleita en este tema.  En cuanto a la música sigue mas o menos la misma línea de "Elegy" aunque en un tono un poco más apaciguado y menos protagónico, solo acoplandose y siguiendo a la voz, lo cual es apropiado para acompañar esta importante oración.



"Immortal Memory" puede decirse que es el corte más luminoso del disco, tal vez es por esto que lleva el nombre del álbum mismo, aunque no por ello deja de lado ese carácter fúnebre y solemne que venimos escuchando desde el principio. Pero funciona como contraste de la parte más oscura del álbum, la cual viene a continuación.



"Paradise Lost" como mencionaba antes, es sumamente oscuro y dramático, casi terrorífico incluso, pero no llega a salirse de la temática y del ambiente que se ha mantenido a lo largo del disco. Es toda una lamentación por un paraíso perdido, la adquisición de nuevos sentidos para ser la especie dominante del planeta nos trajo como consecuencia la pérdida de la inocencia, el conocimiento de nuestra propia existencia como individuos y por consiguiente de nuestra muerte, así como también del bien y del mal es principalmente lo que nos diferencía de los animales, así pasamos a ser de simples seres vivos auto programados para comportarse y actuar por instinto a ser conciencias individuales que en cierta forma, aunque muy disfuncionales, se asemejan mucho a su propio creador. En otras palabras, pasamos de ser simples creaciones, a ser creadores. Lo sé, son temas demasiado profundos pero ese es el pensamiento que me deja contemplando este corte del álbum.



"I Asked For Love" es otro de los favoritos, es una increíble plegaria y eso se nota desde el primer instante, aquí Lisa Gerrard nos canta desde lo más profundo del alma, me da la impresión y aunque suene pretencioso, que es como si fuera la voz de Dios mismo diciéndonos en un idioma desconocido que busquemos el verdadero amor, que es la "compasión" y que se puede brindar a cualquier ser en la creación. Es simplemente un tema inmenso que llega a lo más profundo y logra tocar la fibra más sensible de quien sea. Si escuchas esta melodía y no sientes nada, seguro no eres humano, o tienes el corazón hecho piedra.



"Psallit In Aure Dei" o Música en los oídos de Dios es el último corte del álbum, hermosa despedida de uno de los mejores trabajos musicales que he tenido la fortuna de conocer, y no tanto por su técnica, complejidad o virtuosismo, que seguro hay muchísimos mejores en estos aspectos, sino por su capacidad de llegar a lo más profundo dejándote en un estado de embelesamiento puro. En cuanto a la melodía se puede decir que es un tanto diferente a todas las anteriores, porque aunque sigue manteniendo el mismo ambiente la instrumentación ya es distinta, en esta ocasión, es solo órgano y voz y está cantado en latín, y hace recordar claramente a los cantos gregorianos, diciéndonos "No un clamor, sino amor; no palabras, sino una plegaria; no flagelación, sino corazón; haz música en los oídos de Dios." y con esas palabras termina esta magnífica creación musical.



Cabe mencionar que este disco no es para escucharlo de manera incidental o sin prestarle atención, de esta manera puede resultar monótono o aburrido y podemos perdernos de su profundidad y sensación de sosiego. Es perfecto para escucharlo en la noche mirando a las estrellas, tal vez pensando en los momentos más felices de nuestro pasado y con el pensamiento alejado lo más posible de las trivialidades de la vida cotidiana. No tiene desperdicio alguno.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

A Clockwork Orange de Stanley Kubrik (El Rostro de la Ultraviolencia)

Así es, ese rostro lleno de ira malsana que podemos presenciar en la primerísima escena de esta maravilla cinematográfica creada por el genio director Stanley Kubrik, acompañada de una portentosa pieza musical compuesta por Henry Purcell (March / Music For The Funeral Of Queen Mary) que calza de maravilla con el aura maligna de la escena misma, con unos geniales tratamientos electrónicos por parte de un gran maestro de los sintetizadores, Walter Carlos, ahora Wendy Carlos después de la operación de cambio de sexo; es sin lugar a dudas una de las más impactantes entradas que ha podido tener alguna película en la historia del cine, claro, sin tomar en cuenta la archiconocida y archiparodiada escena intro de la otra obra maestra de Kubrik "2001 - A Space Odyssey". Estas son escenas que puedo ver un millón de veces y no dejan de impactarme un ápice siquiera... vaya que aquí estamos hablando de ARTE en toda la extensión.



Y este es solo el comienzo de una gran travesía por el mundo de la violencia y el sexo desenfrenado y sus consecuencias de ida y vuelta, principalmente por parte del carismático delincuente juvenil Alex DeLarge (Malcolm McDowell) y su grupo de "drugos" palabra que significa "amigos" en una especie de idioma llamado "nadsat" que parece estar entre el ruso y el inglés, inventado por el lingüista y novelista Anthony Burgess, escritor de la novela "A Clockwork Orange" en la que está basada esta película precisamente.

El estilo y calidad particular de Kubrik está patente en todo el filme, principalmente los decorados, la escenografía y la temática por supuesto son inconfundiblemente Kubrikanos, aunque cabe mencionar que no es tan fría y pausada como a lo que nos tenía acostumbrados en anteriores películas. Hay que destacar también las increíbles actuaciones de todo el elenco, principalmente a Malcolm McDowell que le dió vida a este jóven amante de la violencia y de la música de Ludwig Van Beethoven.

Se puede decir que es una película un tanto profética, en donde los problemas sociales son tratados de una manera sistemática, en este caso, por medio de una especie de lavado cerebral llamado "Sistema Ludovico" en donde al delincuente en cuestión se le somete a un visionado de películas con una alta sobredosis de violencia y sexo, y que con la ayuda de una droga inyectada le causa al individuo un efecto bastante desagradable, el cual se quedaría grabado en su subconsciente haciéndolo incapaz de cometer actos de violencia nuevamente; solo que en el caso de Alex DeLarge, también quedó imposibilitado para escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, de la cual era gran admirador (para saber porqué tendrán que ver la película :) ).

Entonces aquí el dilema que se nos plantea es si fuésemos capaces de vender nuestra libertad por un poco de tranquilidad, ya que para poder acabar o por lo menos disminuír la criminalidad, tendríamos que acabar también con nuestro libre albedrío sometiéndonos TODOS tarde o temprano a tratamientos como este para poder vivir en paz y seguridad. ¿Valdría la pena pagar el precio?...

jueves, 8 de diciembre de 2011

Primera Entrada

En primera me gustaría comentar que la principal razón de la existencia de este blog es para tener un espacio donde comentar y, dentro de mis posibilidades, analizar diversos trabajos de verdaderos artistas que si bien no son conocidos por la gran mayoría de la gente a estas alturas seguramente ya nos habremos dado cuenta de que el reconocimiento por parte de las masas no es garantía de calidad. Los trabajos comentados aquí serán principalmente de música y cine, y todo lo que me parezca interesante y digno de mención concerniente a ello y de vez en cuando a otros temas. También incluiré enlaces dónde escuchar y/o ver lo que se refiere al contenido del disco o película en cuestión porque de esa forma puedo dar promoción a la obra para su posterior adquisición. En verdad me considero un ferviente amante de la música y el cine, se puede decir que soy un melómano - cinéfilo, disfruto muchísimo tanto de la aparente simpleza de la llamada "world music" o "new age" tanto electrónica como acústica en todas sus múltiples variantes y combinaciones, como de la complejidad de un buen rock sinfónico o de la música académica de cualquier época, llámese medieval, renacentista, barroca, clásica, romántica y/o contemporánea, incluso soy seguidor de la música popular principalmente de las décadas de los 70's, 80's y 90's; así como también, tanto estoy dispuesto a disfrutar de una buena película palomitera como de tratar de desentrañar dentro de lo que cabe los interesantes misterios, dilemas y filosofías que se nos presentan en las más abstractas películas de cine de arte. Es por todo esto que me he convertido en un enemigo de las etiquetas, porque el tenerle miedo a algo solo porque no se está familiarizado con ello y porque no es comercial, no lo pasan en la tele o la radio o los medios populares y por lo mismo crearnos una mala imagen de ello es una de las razones por las que la mente y los sentidos se privan de todo lo interesante y eventualmente se entorpecen y debilitan y nuestro mundo y perspectiva quedan tan limitados que podemos quedarnos incluso sin punto de conversación. Por lo tanto sobra decir que no hay como expandir las miras y no tenerle miedo a nada, porque en esta vida de lo único que podemos estar seguros es que hemos venido a adquirir experiencias y a aplicarlas claro está, y mientras no le hagamos daño a nadie en nuestro caminar, ¡pues bienvenidas sean!.